Salutaciones

Bienvenido, forastero, a estos parajes que intentan ser un espacio de reflexión, debate y expresión, libres de malicia y con deseos de dar a luz y compartir principalmente ideas y escritos diversos (perpetuados por la hermandad o bien citados de algún autor de interés común) que nuestra fraternidad considere algún aporte, esperando siempre vuestra participación.

miércoles, 20 de junio de 2007

Nada más que un hombre para canciones tristes

Cuantos sueños caen
y cuantos ideales callan
una vez que la sangre se desangra
y las lágrimas mueren
en el llanto de un niño ,
que sin nacer
se ahogó en el atardecer de su vida.

Si supieras
como se impone la tiranía del habla
dejando el pensamiento
sentado en el fango,
contando y recitando hazañas,
creando leyendas de proezas y sentimientos;
jugando con infantil inocencia
a creer en el mito,
a creer en su propia historia ya olvidada.
Si tan sólo conocieras, amiga mía
la voz del infinito
que moldea con sus manos
cada uno de los momentos,
cada instante vivido,
cada corazón de lozanía ;
si quieras descubrir la fantasía tras las letras,
la vergüenza de los astros que fallecen
o la indomable nostalgia que azota
nuestras almas en pena;
si contemplases las llagas de la consciencia,
recién entonces entenderías el por qué
de una canción como esta:
triste, pagana y marchita.
Un cantar encadenado y sometido,
encadenado a la letanía del universo y sus reglas,
sometido a cavar un túnel sin salida.
Una canción sin acordes
escrita por nada más que un hombre,
un ser que escapa gota a gota de esperanzas furtivas;
un espíritu creando promesas
inventando quimeras, explorando utopías.

¿Quedará algo más amiga mía,
cuando la misma luz se torna oscura,
acechando y dominando
con sus garras y tentáculos
toda consciencia, toda filosofía?
¿Vencerá acaso el tiempo esta muerte
si el orbe en su inefable poder
se niega a girar y sostener
las orgías de sangre,
la agonía sin final,
las falacias cumplidas?
¿Podrá vencer el espacio
en los días en que lo eterno se destruye,
en que se construye con palabras
y se ama sin sentir
la pasión en las miradas?

¡Oh! fúnebre es el murmuro
del sol amortajando el día,
y fúnebres las estrellas dionisiacas
que se gozan imaginando epitafios
de nada más que hombres como yo
que caminan por la frontera entre la nada y la nada.
Hombres con canciones,
canciones tristes y melancólicas,
espíritus esperando la recompensa
de vivir meditando el ser
y la naturaleza de nuestras vidas.

Pero no te entristezcas, amada mía,
que no cese tus risas el llanto,
sólo son palabras desesperadas,
son sólo moralejas,
nada más que agonía.

HDLG - Hermano Galleta Nº1 A